La identidad de los integrantes del Consejo de Ministros continúa siendo un misterio luego de que se suspenda la ceremonia que estaba programada para el miércoles.
El nuevo presidente peruano, Pedro Castillo, juramentará este jueves de forma simbólica en una llanura de los Andes, en la región Ayacucho, donde en 1824 el ejército independentista venció de forma definitiva a las fuerzas españolas.
El nuevo presidente y varios líderes internacionales que participaron en la investidura del miércoles viajarán a la ciudad andina donde ocurrió la victoria sobre las tropas realistas que selló la independencia de Perú y toda la América española, en el marco de los actos por el bicentenario desde la proclamación realizada por José de San Martín. La ceremonia, con shows artísticos, está prevista para las 12.45 (hora local, 17.45 GMT).
“Posiblemente muchas de estas autoridades [extranjeras] también viajen a la ciudad de Ayacucho”, dijo a la AFP el director de Seguridad del Estado, el general Teófilo Mariño. Ya confirmaron su presencia el argentino Alberto Fernández y el chileno Sebastián Piñera. La policía desplegará unos 2.000 agentes en esa ciudad.
Incertidumbre sobre el gabinete
Lo que fue pensado como una jornada mayormente simbólica y de tinte popular, tiene ahora una importante carga política, ante la postergada juramentación del Presidente del Consejo de Ministros, reprogramada para este jueves.
A primera hora, todavía se desconocía al elegido o elegida para liderar el gabinete.
Esta dilación viene en parte causada por el escaso tiempo que ha tenido Castillo y su equipo para recibir la gestión del saliente presidente interino Francisco Sagasti, ya que tuvo que esperar 43 días después de la votación para ser proclamado oficialmente como presidente electo, lo que se produjo el 19 de julio. No obstante, desde hace semanas el partido Perú Libre confiaba en que el triunfo era irreversible y se impulsaban las negociaciones internas y con otros partidos.
En las decisiones de Castillo para escoger a su equipo de Gobierno parece haber un enconado pulso interno con Vladimir Cerrón, el líder y fundador del partido Perú Libre, quien no pudo ser el candidato presidencial en las elecciones al tener vigente una condena por corrupción.
Pese a que no se ha confirmado ningún nombre, los ministros más probables son el economista Pedro Francke para el Ministerio de Economía y Finanzas y el médico Hernando Zevallos para el Ministerio de Salud. Precisamente, Francke, que viene de la izquierda progresista del partido Juntos por el Perú (JP) que lidera Verónika Mendoza, es una las caras que no gustan a Cerrón pese ser el más efectivo a la hora de calmar a los mercados internacionales como una garantía de que en el Gobierno de Castillo no habrá expropiaciones.
Más del agrado de Cerrón es el nombre que suena para ser primer ministro, Róger Nájar, un ex congresista que fue el jefe del plan de Gobierno de Castillo, armado sobre la marcha una vez que el profesor pasó a la segunda vuelta electoral al haber sido el candidato más votado en la primera.
Sin embargo, la posible presencia de Nájar disgusta a los eventuales socios de Gobierno de Perú Libre al haber sido condenado por la Justicia por negarse a entregar una pensión de alimentos a una hija que tuvo con una adolescente de 14 años cuando él tenía 30 años.
Por la tarde del miércoles, varios congresistas, algunos cercanos al nuevo oficialismo, firmaron una carta en la que exhortaron a Castillo a no incluir en su gabinete ministerial a personas involucradas en actos de violencia contra las mujeres, sin mencionar explícitamente a Nájar.
“Nájar es una suerte de bisagra entre Cerrón y Castillo”, afirmó Frank Zegarra, uno de los responsables de coordinar las actividades de prensa del ahora nuevo presidente.
Asimismo, los rumores también apuntan a que en el Gobierno podrían estar nombres como los excandidatos presidenciales George Forsyth (Victoria Nacional) y Daniel Salaverry (Somos Perú), con quienes Castillo ha mantenido varias reuniones durante las últimas semanas.
El viernes, además de juramentar al resto del gabinete, Castillo encabezará una Parada Militar en Lima.
Castillo critica la presencia española en el Perú en su toma de posesión.
Al acto en Lima asistió el Rey Felipe VI, junto a los presidentes de Argentina, Chile, Ecuador, Bolivia y Colombia
José Pedro Castillo Terrones, de 51 años, asumió ayer la presidencia del Perú, con un mensaje tranquilizador para los agentes económicos, en el que prometió cerrar las grandes brechas sociales en el acceso a salud y educación, puestas al desnudo durante la pandemia del Covid-19 que ha dejado cerca de 200.000 muertos desde marzo del 2020. No obstante, su discurso estuvo lleno de referencias críticas al periodo de presencia española en el Perú, que para el ex líder indigenista está en la base de las actuales diferencias sociales y económicas del país.
A la toma del mando de castillo, asistieron el Rey Felipe VI de España, los presidentes de Argentina, Alberto Fernández; de Chile, Sebastián Piñera; de Ecuador, Guillermo Lasso; de Bolivia, Luis Arce y de Colombia, Iván Duque.
Durante su discurso de investidura, Castillo recordó que Perú es parte de una cultura milenaria y que viene desde «hace cinco mil años de civilizaciones y culturas trascendentales». «En nuestras tierras florecieron importantes y extensos estados como el Wari y, luego, el Tawantinsuyo (Como se le dice al Imperio de los Incas en quechua).
Durante cuatro milenios y medio, nuestros antepasados encontraron maneras de resolver sus problemas y de convivir en armonía con la rica naturaleza que la Providencia les ofrecía», recordó.
«El virreinato acabó con las élites andinas y subordinó aún más a la mayoría de los habitantes indígenas de este rico país»
Para el gobernante, las diferencias en Perú, nacieron durante el virreinato que nació tras la conquista de España en 1535: «Los tres siglos en los que este territorio perteneció a la corona española le permitieron explotar los minerales que sostuvieron el desarrollo de Europa, en gran parte con la mano de obra de los abuelos de muchos de nosotros».
Para Castillo las diferencias raciales en el país son parte de la represión «a la justa revuelta de Tupac Amaru y Micaela Bastidas ( que se realizó en 1780)» porque se terminó de «consolidar el régimen racial impuesto por el virreinato: acabó con las élites andinas y subordinó aún más a la mayoría de los habitantes indígenas de este rico país».
Por esa razón para el hoy presidente, la independencia no trajo libertad para los andinos, amazónicos, afroperuanos, y los tusan (mezcla de peruanos con chinos). Un hecho resaltado por el presidente fue la promulgación de la Constitución de 1979, que hizo que todos los peruanos analfabetos tengan el derecho a votar, dado que sus padres son de origen campesino y nunca aprendieron a leer y a escribir.
Castillo fue investido presidente usando su tradicional sombrero de paja, propio de su lugar de origen; Chota, en Cajamarca (norte de Perú) y un traje similar al que usaron antes mandatarios como Evo Morales o Rafael Correa, de Bolivia o Ecuador, respectivamente.
La familia de Castillo, conocido como ‘el profe’ entre sus allegados; sus padres y su esposa, Lilia Palacio y sus tres hijos: Jennifer (24 años), Arnold (16 años) y Alondra (9 años), fueron testigos de la asunción presidencial desde el balcón de invitados de honor en el Congreso.
«Es un inmenso orgullo para mí, estar aquí hoy»
«Saludo a mis hermanos descendientes de los pueblos originarios del Perú prehispánico, a mis hermanos quechuas, aimaras y amazónicos, a los afroperuanos y a las distintas comunidades descendientes de inmigrantes, así como a todas las minorías desposeídas del campo y la ciudad. Juntos, decimos hoy, ¡Kashkaniracmi! ¡Seguimos existiendo!», dijo Castillo, al tiempo que agregó, «este simbólico día en el que se cumplen 200 años de la declaración de la independencia del Perú… Es un inmenso orgullo para mí, estar aquí hoy».
Deja una respuesta