
El descenso de la oferta supone una reducción del 46% del personal empleado en 2019, mientras que 3.848 hoteles aún permanecían cerrados en junio.
El camino a la recuperación de la pandemia está lleno de baches. Según los datos de la estadística de Coyuntura Turística Hotelera del Instituto Nacional de Estadística (INE) actualizada ayer, la ocupación hotelera de junio de este año se ha multiplicado por seis respecto a la del año pasado. Pero no es oro todo lo que reluce.
Los motivos para contener la euforia son varios. En primer lugar, el aún acusado descenso de la oferta hotelera en este segundo verano pandémico, con un 23% menos de establecimientos hoteleros abiertos respecto al 2019. Esto quiere decir que la ocupación aumenta porque, entre otros factores, ha descendido el número de hoteles cuyas puertas están abiertas al público.
En concreto, en España hay 3.848 establecimientos hoteleros menos abiertos que en 2019. A muchos de ellos la pandemia los ha herido de gravedad y «la mala situación económica que atraviesan» les ha «impedido» abrir, señala Carlos Abella, secretario general de la Mesa del Turismo. Pero no sólo eso.
También la «reducida» oferta internacional hace que los hoteles «no puedan asumir los gastos de apertura sin saber si van a tener ingresos».
De esta manera, lo que aparentemente podría ser una buena noticia, es recibido con decepción por el sector. «Estos porcentajes no nos dicen nada», asegura tajante Abella. Y es que los más de 14 millones de ocupaciones de este año quedan aún lejos de los 37 millones de junio de 2019, cuando los certificados de vacunación o las PCR negativas aun no formaban parte de nuestro equipaje de vacaciones.
Además, hay que tener en cuenta que «el año pasado estuvimos confinados hasta el 21 de junio», recuerda el responsable de la patronal turística. Por tanto, el dato de ocupación de junio de 2020 con el que se compara la situación actual es excepcionalmente bajo. Hablamos de 1,8 millones de pernoctaciones totales, es decir, un 19% de ocupación de las plazas de toda España, la cifra más baja registrada por la estadística del INE. Para la Mesa del Turismo «son porcentajes muy elevados en comparación a los del año pasado, que fue un año terrible».
De hecho, ni siquiera el simulacro de mejoría de este junio brilla igual si se presta atención al porcentaje acumulado de ocupación entre enero y junio. La cruda realidad es que este año es un xx% menor que el año pasado, cuando se produjo el confinamiento más duro.
Sin noticias de los extranjeros
Mientras que hace unas semanas el gobierno francés lanzaba mensajes contradictorios sobre la seguridad para viajar a España este verano y Alemania metía al país en la lista de estados con riesgo «simple» por covid -desde ayer ha ascendido a «riesgo alto»- del Instituto Robert Koch (RKI), las patronales hoteleras y turísticas españolas trataban de calmar las aguas señalando los grandes avances en la vacunación.
Pero el caos informativo parece haber surtido efecto. En junio de este año, sólo 5,2 millones de extranjeros pasaron la noche en establecimientos hoteleros de España, la mayoría procedentes de Alemania y Francia. Esto supone un 80% menos de las pernoctaciones de extranjeros hace dos años. Para Abella, el mero hecho de que un país comunique que «quizá va a imponer restricciones» a otro, es motivo suficiente para «asustar» a los potenciales turistas.
En cambio, el turismo nacional genera noticias más amables. En junio de este año se han producido 8,8 millones de pernoctaciones en hoteles, aunque todavía un 23% menos de las 11,6 millones que se produjeron en 2019. Un comportamiento que Abella valora positivamente, aunque considera que «no es suficiente», ya que, bajo su punto de vista, sin el turismo internacional «no podemos sobrevivir».
125.629 empleados menos
La reducción de la oferta hotelera tiene un impacto asociado en el empleo. Allí donde más establecimientos permanecen cerrados es donde más han descendido los puestos de trabajo: sobre todo en Andalucía y Baleares, en las que el turismo supone un 12,4% y 44,8% del PIB de estas comunidades, según los últimos datos publicados por Exceltur.
Una «tragedia» que inquieta especialmente al sector. «Nos preocupa que los ERTEs actualmente activos deriven en EREs y que se descomponga el tejido productivo», teme Abella, que ve cómo las esperanzas de recuperación que el sector tenía puesto en este verano se aplazan al resto del año. «Nos queda mucho por remontar durante el resto del año para poder salvar la temporada y no seguir aumentando las perdidas».
Por el momento, las previsiones de vuelos extranjeros se mantienen en un 58% de los vuelos operados en 2019, según informa la Asociación de Líneas Aéreas de España (ALA), dirigida por Javier Gándara. Además, la asociación asegura haber detectado un cambio cuantitativo en los vuelos respecto a la época de pre pandemia, produciéndose un incremento de los vuelos nacionales o domésticos, en detrimento de los vuelos provenientes de Reino Unido.
Esta amalgama de circunstancias ha llevado a rebajar las expectativas del sector cervecero en el turismo extranjero, y a dirigir su mirada hacia el nacional. «La nueva cepa y su gestión nos hacen temer que la recuperación del turismo extranjero no va a ser lo que era y que nos enfoquemos más al turismo nacional», asegura Olalla. Un turista «valioso» a pesar de que, como reconoce el empresario, «no tiene el valor añadido que tiene el extranjero», adelanta Jacobo Olalla.
Una consecuencia de centrar la temporada veraniega en el turismo nacional es que se van a producir «asimetrías», advierte Gallego. Esto se debe a que «algunos destinos van a poder vivir un verano relativamente normal, como el norte, porque son destinos en los que pesa mucho el turismo nacional. Pero en las islas y la costa del sol se va a vivir una situación extraña».
El verano pasado, los residentes en España realizaron más de 101 millón de viajes a otras comunidades autónomas, un 47% menos de viajes en 2019. Las comunidades autónomas más visitadas fueron Andalucía, Cataluña y Comunidad Valenciana, aglutinando el 43% de los viajes totales realizados por residentes dentro de España y con un gasto total de 8 mil millones de euros.
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