
A trancas y barrancas, con tensiones y altibajos y después de cinco días de negociaciones, la Unión Europea ha conseguido aprobar el gran pacto para afrontar la crisis provocada por la pandemia del coronavirus. Un paquete financiero que suma 750.000 millones del plan de recuperación más 1,074 billones para los presupuestos de los próximos siete años. Medidas sin precedentes, como que la Comisión Europea se endeude masivamente en los mercados, para una crisis sin precedentes que, si bien castiga a todos, penaliza más a los países del sur como España e Italia.
Eran las 5h28 de la mañana cuando los jefes de gobierno estallaron en un aplauso en su sala de reuniones del edificio Europa de Bruselas. Acababan de aprobar el gran pacto. “Día histórico para Europa”, escribió Emmanuel Macron en su cuenta de Twitter. “Lo conseguimos!, es el buen acuerdo en el momento adecuado” dijo el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, para añadir que “la magia europea funciona”.
También la canciller Angela Merkel celebraba el momento. “Europa ha demostrado que es capaz de abrir nuevos caminos en situaciones muy especiales…hemos establecido las bases financieras de la UE para los próximos siete años”
El plan supone 390.000 millones de euros en transferencias, ayudas directas que no hay que devolver, que forman el núcleo central de esta iniciativa, porque son los que permitirán a países como España, fuertemente endeudados, poder reactivar su economía. A estas transferencias se les unirán 360.000 millones más en forma de créditos, con los que se cuadra el paquete de 750.000, aunque con un reparto distinto del que se planteó inicialmente. Son ayudas que llegan con condicionalidad, con supervisión para asegurar que se dediquen a reformas que transformen la economía. La presión persistente de Holanda no ha conseguido establecer un derecho de veto, pero sí mecanismos de intervención. Los planes que cada país presentará para conseguir estas ayudas serán aprobados por mayoría cualificada, pero al procedimiento se le añade un sistema de emergencia, la posibilidad de elevar el caso al nivel político, a los jefes de gobierno. Mientras dure esta consulta los fondos quedarán paralizados y para que esa situación no se prolongue demasiado, se fija un límite máximo de tres meses para todo el proceso. Es un equilibrio entre las demandas de la gran mayoría de países, 22 para ser exactos, a favor de un plan de recuperación ambicioso y el freno de los 4 frugales y Finlandia, que no querían aumentar sus pagos a la UE.
Al final, habrá las ayudas directas que no querían Holanda, Suecia, Dinamarca y Austria, pero serán menos y más condicionadas. Al mismo tiempo, los frugales consiguen compensaciones vía un aumento de los retornos que recibirán de los presupuestos de la UE, más de 50.000 millones que se repartirán entre Alemania, que se lleva la parte del león de estos cheques, seguida por Holanda, Suecia, Austria, y Dinamarca entre 2021-2027.
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