
BRUSELAS — Margrethe Vestager, comisaria de Competencia de la Unión Europea, afirmó el miércoles que llevará a juicio a Irlanda por la incapacidad del gobierno de ese país para recaudar una gran cantidad de impuestos atrasados de Apple. Esta medida se produce después de que los funcionarios del bloque europeo organizaron una iniciativa en contra de supuestos abusos de las normas fiscales regionales que han cometido los gigantes tecnológicos de Silicon Valley.
Vestager tomó esa decisión después de que las autoridades regulatorias le ordenaran que Luxemburgo recaudara cerca de 250 millones de euros (casi 293 millones de dólares) de impuestos que no había pagado Amazon, el gigante de las ventas minoristas en línea. La Unión Europea también está considerando propuestas para incrementar el porcentaje de impuestos que pagan las empresas tecnológicas.
Los esfuerzos corresponden a una campaña que fue creada con el fin de renovar la forma en que se recaudan los impuestos en el bloque de 28 naciones. Se trata de un despliegue de medidas promovidas por funcionarios europeos que buscan demostrar su capacidad regulatoria sobre el sector tecnológico estadounidense, las cuales incluyen sanciones por violaciones antimonopólicas e investigaciones sobre el mal uso de la información de los clientes.
Sin embargo, los críticos aseguran que las medidas son prueba de que la Unión Europea busca castigar injustamente a las empresas tecnológicas de Estados Unidos. Los funcionarios del bloque niegan esas acusaciones.
La Comisión Europea, el brazo ejecutivo del bloque, ordenó que Luxemburgo recaude los impuestos atrasados de Amazon que están relacionados con un acuerdo de 2003 que fue suscrito por ese país y la empresa minorista. El caso tiene un paralelismo con una medida similar impuesta por la comisión el año pasado, cuando le ordenó a Irlanda que recaudara cerca de 15.200 millones de dólares de Apple.
Irlanda teme que esa decisión ocasione que el país se convierta en un destino menos atractivo para las empresas multinacionales. Como señal de la inquietud que esta decisión ha causado en Dublín, el gobierno irlandés no cumplió en enero con la fecha límite para recaudar el dinero y apeló el fallo. Esta postura provocó que Vestager reprendiera enérgicamente a Irlanda.
Los organismos europeos de control de competencia afirman que los acuerdos que Apple concretó con Dublín eran ilegales y habían garantizado que, durante varios años, el fabricante del iPhone pagara prácticamente nada por las operaciones que estableció en Europa.
Bruselas argumentó que las transacciones permitieron que Apple canalizara ganancias de dos filiales irlandesas hacia una oficina en la que “no había ningún empleado, ningún local y ninguna actividad real”.
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